martes, 28 de octubre de 2014

¿Blanco o negro?


-¿Blanco o negro?

-¿Blanco o negro? –Mmm… ¿Blanco o negro? ¿Blanco o negro? ¿Se supone que lo tengo que saber? ¿Se supone que debo elegir? ¿Me gusta el blanco? ¿Me gusta el negro? ¿Me gusta alguna cosa? ¿No tengo otra opción? ¿Qué pasa si no quiero ninguno? ¿Por qué no sé lo que quiero? ¿Quiero lo que la gente quiere que quiera? ¿Quiero lo que yo quiero querer? ¿Quiero lo que en realidad quiero? ¿Cómo lo sé?

¿Cómo estás? ¡Qué pregunta tan complicada! Nunca sé cómo me siento, ¿debería saberlo? ¿Por qué no lo sé? ¿Debería negarme a responder hasta encontrar una respuesta? ¿Se puede llamar sinceridad a decir estoy bien o es mentira por omisión? ¿Qué respondés vos?  Yo no sé cómo estoy, sólo sé que estoy.

Es difícil responder a una pregunta cuando no se sabe quién se es. ¿Quién soy? Cómo puedo presentarme ante el mundo sin siquiera tener idea de quién soy. ¿Vos sí sabés quién sos? Pero no me refiero a esa típica descripción en la que decís tu edad y blablablá… ¡NO! Yo quiero saber quién sos vos en realidad. Decíme ¿qué te gusta? O mejor aún, ¿sabés lo que te gusta o pensás que sabés lo que querés? ¿Te has puesto a pensar alguna vez en las respuestas que das, o sencillamente respondés mecánicamente como te lo han enseñado a lo largo de los años?

¿Has notado que la sociedad ha decidido por vos desde que estabas en el vientre de tu madre? Cuando nacés ya tenés un nombre, un apellido y una familia, y conforme pasan los meses te van sumando expectativas sin tener en cuenta siquiera que vos no podés elegir. Toda tu vida está prácticamente decidida, todo está estipulado y vos te conformás siguiendo la línea que te han trazado. ¿Por qué no hacés algo? ¿Por qué no te rebelás? No contra el mundo, o la sociedad, rebélate contra vos mismo. ¡Sé vos!

Ponete a pensar qué querés para tu vida, pero en lo que querés en realidad,  no en todas esas metas que te han metido en la cabeza. Pensá si querés vestirte antes de salir a la calle o si lo hacés porque las reglas lo mandan. Pensá si querés divertirte toda la noche con tus amigos o si preferís quedarte tendido en la cama. Hacé lo que querés, no lo que los demás quieren que hagás.

¿Sos feliz? Pensá unos minutos en esa pregunta y sé sincero con vos mismo. ¿Sos feliz? ¿Cómo lo sabes? No existe un indicador de felicidad, pero tal parece que todos somos felices pues cada vez que nos preguntan cómo estamos respondemos “bien” ¿Es verdad? ¿Siempre estás bien? ¿No tenés problemas? ¿No tenés miedos? ¿Y sueños? Si de verdad sos feliz me alegro, mas si la realidad es otra ¡hacé algo! No te quedés ahí parado esperando que las cosas sucedan. ¡Búscalas! Luchá por lo que querés, por ser vos y por ser feliz.

¿Te has preguntado por qué te gusta determinada cosa? Es decir, ¿no te ha pasado que llegás a comprar algo y maquinalmente elegís lo de siempre? ¿Por qué no te atrevés a probar algo nuevo, a descubrir que hay muchísimas opciones que podrían gustarte más? La próxima vez que vayás por un helado no escojás tu sabor favorito, escogé uno que no hayas probado jamás, o mejor aún, escogé otra cosa, dejá de lado el helado. ¡Atrévete a experimentar cosas nuevas! No elijás por costumbre, optá por lo que te hace feliz. No pensés en lo que los demás esperan que te llame la atención, eligí lo que a vos te hace sentir bien. ¡Sé vos mismo!

¿Por qué no te dedicás a conocerte mejor? ¿Por qué no invertís tu tiempo en preguntarte lo que te gusta? ¿Por qué no probás todas esas cosas a las que te has negado para descubrir si realmente no te agradan? ¿Por qué no hacés algo? Dejá de quedarte ahí sentado. ¡Avanzá!

¿Alguna vez decís NO cuando no querés algo, o sencillamente aceptás lo que se te “impone” y continúas con la línea trazada? ¿Por qué no aprendés a negarte? ¿Por qué no le gritás a la sociedad ¡NO! Cuando algo no te gusta? Defendé tus ideales, defendé tus gustos, defentéde vos. Dejá de omitir tus opiniones por miedo a lo que piense la gente. ¡Hablá, que sos libre!

Aventúrate a desafiar lo esperado, pero sobre todo a vos mismo. Salí de tu zona de confort, ¡no seás mediocre! ¿A dónde querés llegar? ¿Te lo has preguntado ya? ¿Estás ahí? ¿Por qué no avanzás? ¡Déjate de dudas y luchá! Batallá contra tus mayores enemigos, esos que llamamos miedos, y andá a cazar tus sueños. ¡No tenés nada que perder! Los mediocres no llegan a ningún lado, sólo siguen lo que se les ha planteado, dan vueltas en un círculo vicioso y no se dan cuenta de que la vida está afuera. ¡Salí de ahí! ¡Actúa!

¿Cómo esperás encontrar a esa persona con la cual querés compartir gran parte de tu vida si no te amás a vos mismo? ¡No se puede dar lo que no se tiene! Daté cuenta de que sos una persona excepcional, que tenés demasiado potencial y apréndete a valorar. Amá tus virtudes, mejóralas, cultivá otras y enfócate en ser mejor cada día. Pero también amá tus defectos, estúdialos, analízalos y cámbialos si te hacen daño. Dejá atrás los problemas que estás enfrentando y ponete a vivir la vida ¡YA!

Amá a tu mamá y a tu papá, amá a tu hermana y hermano, a tu abuelo y abuela. Amá a tu amiga y amigo, amá a esa persona que te mueve el piso, amá con locura. ¡Amá de verdad! No te preocupés por lo que dice la sociedad. Dejá de pensar que el amor tiene edad, clase social o que está determinado por la orientación sexual. ¡El amor es amor y nada más! ¡Amá sin género! ¡Simplemente AMÁ!

¿Por qué no te proponés agradecerle a la gente y hacerle saber que valorás lo que hacen por vos? ¿Por qué no decís “buenos días” al llegar a algún lugar? Aprendé a regalar sonrisas a quien se cruza en tu camino pues no sabés cuando alguien necesita de un poco de felicidad. Proponéte hacer una buena acción todos los días, no importa si es simplemente saludar al vecino o ayudar a una persona a bajar del bus, regalarle un caramelo a un niño o darle de comer a un perrito sin hogar. Convertite en una persona de bien, ejemplar, en una persona que transforme la vida de los demás.

Valorá los pequeños detalles, las risas o llantos de los niños, o el escuchar a una rana croar. Valorá el sol que sale cada mañana o las estrellas que siempre te acompañan. Valorá el sabor del café, el ruido del televisor y hasta el smog. Valorá la vida que tenés y aprovéchala. ¡No la desperdiciés! Tenés sólo una vida, así que no sigás pensando en el mañana. ¡Viví el hoy! El pasado ya ha pasado y el futuro no es seguro, mas el presente está aquí. ¡ES YA! ¿Por qué lo dejás pasar? ¿No te das cuenta que tal vez este es tu último día de vida? ¿Cómo lo querés vivir? ¿Siguiendo la monotonía, o disfrutándolo al máximo, buscando la alegría? ¡Hacé lo que te gusta!

Hacé amigos, conocé gente nueva y no llorés por quienes se van. Aprendé a vivir cada momento de tu vida, a valorar cada instante y a dar lo mejor de vos en cada acción. Dejá de lado de una vez por todas el maldito celular, entablá conversaciones en persona, no por medio de un aparato inerte. Expresá tus sentimientos, decile a la gente que la querés, valórala y hacéla sentir bien. Desconéctate del mundo tecnológico, acabá con ese patrón infernal. Invertí tu tiempo en vos y no te pasés horas en el computador viendo vivir a los demás. Ándate al parque, salí a correr, admirá la naturaleza. ¡Aprovechá lo que tenés a tu alrededor!

¡Respirá! Tómate tiempo para vos mismo. No salgás un día de fiesta con tus amigos. Apagá el televisor y aíslate del mundo por un rato. ¡Conocete mejor! Convertite en tu mejor amigo, hablá sobre tus miedos y virtudes, sobre tus metas y frustraciones. ¡Sé sincero con vos mismo! Dejá de mentirte y poner ideas en tu cabeza que no concuerdan. ¿Si no sos vos entonces quién sos?

Daté pequeños gustos que hagan que tus días sean mejores pues algo simple puede transformar tu mundo. Quédate la noche entera leyendo tu libro favorito, disfrutá de una ducha caliente, de un café, o simplemente salí a pasear. Tómate al menos cinco minutos del día para descansar, para darle un respiro a tu cuerpo y a tu mente. ¡Recargá baterías!

Dejá de seguir pensando en el pasado. Olvídate de los errores, pero no sin antes aprender de ellos. No sigás teniendo remordimiento. ¡Avanzá! ¡Llorá! Tenés que sacar todas esas cosas que te hacen infeliz. Apartá los malos sentimientos, cámbialos por otros buenos. Seguí adelante con tu vida. Hacé cosas que te gustan, aprendé a quererte y a expresar tus emociones. Dejá de reprimirte y de editarte por el temor de no gustarle a la gente. ¡Sé vos!

Cuestionate cada decisión que tomás. Analizá antes de avanzar, pero no demasiado porque el tiempo se puede agotar. Cada acción tiene una reacción y la vas a tener que afrontar, así que ¿por qué no escogés lo que te hace feliz en lugar de seguir por el camino de la comodidad? Preguntate si de verdad querés eso, si así querés actuar. No respondás así sin más, tenés que optar por lo que te gusta en realidad. ¡Escogé lo que querés! Pero afrontá las consecuencias.

Preguntate por qué actuaste de tal o cual manera. Cerciórate de que hiciste las cosas como realmente querías. Hacé un análisis al final del día para tratar de mejorar lo errado y de perfeccionar las cosas buenas. Felicítate por lo bueno que te pasa y daté ánimo cuando las situaciones son adversas. ¡Apóyate vos mismo, no esperés a que los demás lo hagan!

Dejá de lado la monotonía, rompé de una vez por todas con la rutina. No te despertés a la misma hora. ¡Hacé algo diferente! Dalé un nuevo rumbo a tu vida. Rétate a hacer cosas diferentes, a combatir contra tus demonios. Salí a la calle y mézclate entre la gente. Disfrutá cuando la lluvia te empapa o cuando el sol te quema. Sácale el jugo a todas las nuevas experiencias. ¡Aprovechá la vida!

No sigás siendo igual que todos los demás. ¡Sé diferente! No te vistás con la ropa que está de moda, no te cortés el cabello al estilo que todos usan. ¡Vos sos vos! ¿Para qué querés ser una copia barata de un determinado modelo? ¿Por qué no creás tu propio estilo? Dejá de preocuparte por el físico y lo material que eso es lo que más fácil se puede acabar. Pónele atención a los detalles importantes. ¡No te dejés corromper!

Sé sincero. ¡Aprendé a decir la verdad! Expresá tus opiniones y no te olvidés de escuchar. La retroalimentación es importante y el conocimiento nunca se acaba.  Como dice un viejo dicho: “No hagás a los demás lo que no querés que te hagan” Dejá de lado los resentimientos y dedícate a ser feliz y a perdonar. No guardés odio en tu corazón, mejor comenzá a practicar la tolerancia y el respeto, y a cultivar lo que te gustaría recibir. ¡Tratá de vivir en paz!

Luchá por lo que querés, luchá por lo que sos. ¡Sé vos mismo! No permitás que la gente elija por vos. ¡Tomá la iniciativa! Dejá de preocuparte por lo que piensan los demás, dejá de lado el maldito control social. ¡Rómpelo! ¡Acabá con él! ¡Sé vos mismo! Arriésgate por ser quien sos de verdad. Si no te gusta algo decilo, y si te gusta admitilo. No pensés más en las malditas etiquetas y estereotipos. ¡Acabá con ellos! ¡Véncelos! !Sé diferente! !Sé valiente! ¡Sé vos mismo!-

-¿Blanco o negro?

-A la mierda el blanco y el negro, yo quiero ¡GRIS!

¿Blanco o negro? 
Joselyn Brenes Morales


domingo, 19 de octubre de 2014

Amo que me ames, y amo amarte...

Llegaste a mi vida en un momento inesperado,
tus ojos me advertían que yo estaría a tu lado,
mi corazón decía que no había esperanza,
y no era previsible que te amara...

Los días se encargaron de hacerme notar
que el amor había llegado,
y que no me podía escapar...

No había forma de dejar pasar la oportunidad, 
pues contigo mi mundo se llegó a completar...

Agradezco no haberme negado a sentir tu amor.
Agradezco haber dejado a un lado la cobardía
que por mucho tiempo me acompañó…

Ahora es difícil no pensar en ti.
No es fácil, pues añoro cada cosa que me haces sentir... 

Amo la vida desde que estoy a tu lado...
Amo darme cuenta de pequeños detalles
que antes pasaban desapercibidos,
como lo mágico que resulta ver el sol cada mañana,
o el olor a tierra mojada...
Amo compartir un helado
y ver como el mundo nota que estamos enamorados...
Amo que me ames,
y amo amarte...

Amo la forma en que tu barba me pica al besarte...
Amo la manera en la que mis dedos se entrelazan con los tuyos,
encajando de forma perfecta,
cuales piezas de rompecabezas…

Amo tenerte en mis pensamientos desde el momento en el que abro mis ojos…
Amo cuando soplas mis manos congeladas con tu cálido aliento…
Amo el modo en que los recuerdos se pasean por mi mente
haciéndome sonreír sin razón aparente…
Amo que me ames,
y amo amarte…

Amo cuando tus ruidosas carcajadas acaban con la calma que nos acompaña...
Amo sentir la taquicardia que me ataca
cuando estás cerca,
cuando estás lejos,
cuando te escucho
y cuando te pienso...

Amo cuando frunces el ceño, porque te he hecho enojar...
Amo ver tu sonrisa pues me hace suspirar…
Amo que me ames,
y amo amarte…

Amo cuando estás plenamente concentrado al ver una película…
Amo escuchar una canción de amor
y pensar que no se puede comparar con lo que siento por ti...
Amo que no me alcancen las palabras
 para expresar los sentimientos que guardo en mi interior…
Amo importarte…
Amo que me ames,
y amo amarte…

Amo la manera en la que nos entendemos,
que no exista necesidad de expresar con palabras nuestros pensamientos…
Amo sentir esa conexión que nos une y que jamás podrá romperse…
Amo que comprendas que me siento triste cuando una historia se acaba…
Amo que me animes,
pero también que me dejes estar malhumorada…

Amo abrazarte con todas mis fuerzas
para mostrarte que no te quiero lejos…
Amo escuchar el palpitar de tu corazón
cuando de mi boca salen las palabras
que
te
hacen
perder
la
razón…

Amo que tus enormes brazos me cobijen por las noches
y que tu pecho me sirva de almohada…
Amo el sonido de tu grave voz al decir que también me amas...

Aunque al final, lo que más amo
es que contigo puedo ser yo misma…
Por eso amo que me ames,
y amo amarte...

Joselyn Brenes Morales 
Octubre 2014 

lunes, 1 de septiembre de 2014

"Libreto"

Abro los ojos,
respiro profundo
e interpreto mi papel…

Cubro mi rostro con maquillaje,
dibujo una sonrisa
y la tristeza intento desaparecer…

Te veo a los ojos,
mi cuerpo se estremece
y finjo que te odio desmedidamente…

Tú no lo entiendes,
te apartas de mi vista
y ni siquiera te haces la víctima…

Todo lo que deseo decir es que te amo,
mas eso no forma parte de mis líneas…

Quisiera poder improvisar contigo,
tomarte de la mano
y huir fuera del escenario…
pero el director no lo permitiría…

¿Por qué interpreto tan bien mi papel?
No debería ser así puesto que lo odio con todo mi ser…
Supongo que soy buena actriz…

Las horas vuelan y todo lo que quiero es estar tras bambalinas,
espiando tu cara bonita
e idealizando mi vida…

¡Deberías notarlo!
¿Cómo es que no te das cuenta si mis ojos por ti brillan?
Claro, el brillo se opaca al verte salir a su lado,
y mi corazón se hace trizas…

Regreso a casa,
lavo mi cara

y vuelvo a ser yo misma… 

Joselyn Brenes Morales
1 de setiembre 2014

domingo, 6 de julio de 2014

“Costa Rica, historia de la muerte”

Hoy en día todos hablan de la gran actuación de la selección nacional en el mundial y no es para menos, lo que hizo la tricolor ha sido la gesta futbolística más grade de la historia de Costa Rica, pero eso no se consiguió únicamente por haberse ubicado como la octava mejor selección de la copa, se logró luego de sortear varios desafíos que a lo mejor muchos han olvidado. 

El camino inicio con el comienzo de una eliminatoria cuya primera parte estuvo llena de dudas, con derrotas ante México que afianzaban su predominio en el área y resultados favorables ante Guyana, pero el verdadero rival de Costa Rica era el siempre peligroso país hermano, El Salvador. De antemano se sabía que el equipo que sacara ventaja en los encuentros que se disputaran terminarían avanzando de ronda junto a México y por eso el empate a dos en casa nos puso a sudar frío; sin embargo, en el encuentro clave en San Salvador, el gol de Cubero nos hizo respirar con un poco de calma y nos condujo al siguiente paso, la hexagonal final.

La tan esperada hexagonal tampoco tuvo un comienzo prometedor pues el empate que se dio en el Rommel Fernández hace aproximadamente un año y cinco meses nos llenó de dudas a todos y más aún con el estrepitoso comienzo donde en menos de treinta minutos nos encontrábamos por debajo en el marcador y por partida doble. Afortunadamente el goleador de la sele, el siempre atacado Álvaro Saborío y nuestro capitán, con un gol de chilena, a pocos minutos de finalizar el partido hicieron que la ira de los ticos se mermara de cierta forma, no obstante, desde ese momento los comentarios críticos sobre la labor de Pinto Afanador eran alarmantes.

¿Qué siguió después de ese jalón de orejas? Sencillamente, siento cierta acidez al recordarlo, el tan mencionado partido en Denver. Ese veintidós de marzo de 2013 quedará por siempre grabado en la memoria de todos los costarricenses, al menos en la de aquellos que sienten un cierto apego por el fútbol, porque fue a partir de ese momento cuando la sele despertó, cuando se tocó nuestro orgullo y el pueblo entero se sintió humillado.  La FIFA dejó de lado el tan famoso fair play y nos obligó, no encuentro una mejor palabra para describirlo, a jugar bajo la nieve, literalmente ¡bajo la nieve! Obviamente el equipo estadounidense al estar más habituado a temperaturas tan extremas y con el aliciente de haber conseguido un gol tempranero se hizo con la victoria, eso los hizo muy felices, pero no se dieron cuenta que esa táctica que pusieron en práctica para perjudicar a los ticos fue el mejor favor que pudieron habernos hecho, porque ellos señoras y señores crearon un monstruo al que nadie ha podido detener.

Las victorias ante Jamaica y Honduras, el empate frente a México y el posterior triunfo ante el cuadro canalero nos hizo creer, poco a poco el equipo se iba acoplando mejor y el mundial no se veía tan lejos como al inicio, pero se acercaba la hora de la verdad, el momento que todos los ticos estábamos esperando, Estados Unidos visitaba el Estado Nacional. El seis de setiembre la venganza llegó, algunos dirán que la venganza es mala, pero bien que todos la saboreamos. Le dimos la espalda a la FIFA, le hicimos saber que con los ticos no se juega y que no nos íbamos a prestar para seguir favoreciendo sus intereses, mas por aquello de que ese acto resultara insuficiente los muchachos se lucieron sacando un marcador de tres a uno que nos ponía a las puertas del tan esperado mundial, del cual el mismo cuadro norteamericano nos había dejado fuera con su tardío gol años atrás.

Todo el sufrimiento que había iniciado desde el encuentro contra El Salvador había llegado a su fin, y México fue la última víctima de una muy inspirada selección de Costa Rica, la cual hizo que el “Tri” sudara frío y que respirara con alivio al saber que podían luchar por el repechaje. El pueblo costarricense estaba feliz, el mundial era una realidad y eso solo podía significar una cosa, había que “Celebrar Carajo”, pero eso no es lo que tenía en mente nuestro seleccionador, quien muy inteligentemente comenzó a planear el trabajo a realizar para hacer un buen papel.

La emoción que aquella memorable eliminatoria nos había dado empezó a tambalearse de manera horripilante, comenzando por el sorteo para conocer a los rivales que tendríamos en la cita mundialista. Todos sudamos frío cuando vimos que el nombre de Costa Rica estaba al lado del de Italia, Inglaterra y Uruguay, ¡TRES CAMPEONES DEL MUNDO! Ni más ni menos, no era uno, ni dos, eran tres campeones del mundo contra la pequeña Suiza centroamericana. ¿Qué podía esperar un tico luego de conocer la clase de rivales que tendría la sele? Tal vez lo que el resto del planeta pensó, “tenemos una suerte de puta madre”.

Los comentarios no se hicieron esperar y la “Cenicienta del grupo de la muerte” comenzó a ser el hazme reír sin siquiera haber iniciado el mundial. ¡Que nervios! Íbamos a hacer un ridículo frente a selecciones tan poderosas porque el nivel mostrado en la eliminatoria fue aceptable, incluso bueno, pero hasta ahí. Sin embargo, para los seleccionados eso solo hizo que el deseo porque comenzara el tan esperado torneo incrementara, e hizo que nuestro director técnico, el tan criticado Jorge Luis Pinto comenzara a tejer en su mente una estrategia que iba a hacer que el mundo entero conociera el nombre de Costa Rica.

El pesimismo reinaba en el ambiente, los partidos de preparación comenzaron a dejar serias dudas y para añadir un poco de drama, las lesiones comenzaron a hacerse presentes. ¡Oviedo fuera! No podía ser cierto, Bryan se había lesionado justo cuando comenzaba a tener más minutos con el Everton, nos quedábamos sin nuestro lateral por la izquierda, sin uno de nuestros mejores hombres y a eso se le sumó la lesión de Gamboa, quien afortunadamente logró recuperarse a tiempo. Los días seguían transcurriendo y el panorama no mejoraba en demasía, el ambiente estaba tenso, pero había cierta alegría porque al fin de cuentas el mundial es la fiesta del fútbol y eso los amantes de ese deporte lo disfrutamos de principio a fin.

A pocos días de partir para comenzar a hacer historia otro golpe ataca a la tricolor: ¡Saborío fuera! El goleador, uno de los capitanes, un hombre de experiencia, criticado, odiado, pero a la vez amado. Todos nos hemos quejado por su accionar en algún momento, pero de igual forma hemos gritado sus goles, los cuales son bastantes, con el alma y ahora no podíamos hacerlo, perdíamos a un hombre clave en el esquema y el accionar del equipo se iba a ver perjudicado. El ánimo que no había sido bueno empezó a decaer aún más, pero los jugadores seguían mentalizados y tenían una sola consigna, querían hacer historia. Y una baja más se sumaba a tan solo días del encuentro contra Uruguay, ¡Mora fuera! Vaya que nos sentíamos malditos, ¿Qué tenía contra nosotros el dios del fútbol? ¿Por qué nos hizo sufrir tanto? Eso nadie lo sabe, pero ahora ya no importa porque los días se encargaron de hacer que las lesiones y los malos partidos de preparación se borraran de nuestras memorias y fueran cambiados por recuerdos que difícilmente podrán ser borrados jamás.

Catorce de junio de 2014, una de la tarde, uniforme blanco, ambiente de fiesta en Costa Rica donde había rojo por doquier. Navas, Gamboa, Duarte, González, Umaña, Díaz, Borges, Tejeda, Bolaños, Ruiz, Campbell. ¡Mariposas en el estómago! Una nación unida, un solo sentimiento, piel erizada al cantar, “Cuando alguno pretenda tu gloria manchar, verás a tu pueblo, valiente y viril”, el himno más lindo del mundo. Y la espera por fin llegó a su fin, el partido comenzó, el sueño mundialista pasó a ser una realidad, una realidad que iba a asombrar al mundo entero.

La sele comenzó jugando bien, pero eso no impidió que el árbitro pitara ¡Penal! ¡No puede ser! ¿Por qué si ni siquiera estábamos jugando mal? Gol de Uruguay, Cavani puso el balón en el fondo y el pesimismo volvió a hacer su aparición. La sele tocaba la bola, la sele podía lograrlo, pero necesitamos estar más finos para…¡Campbell GOOOOOL! Cuatro millones de gargantas ticas gritamos ese gol con alma, vida y corazón. Joel nos ponía a soñar, tal vez nos había menospreciado y teníamos lo suficiente para hacer un buen papel y quizá… ¡Duarteee goooool! ¡Dios mío nos vamos a infartar! Costa Rica estaba ganando, se estaba vengando de la selección Uruguaya que nos había ganado en el repechaje para ir al mundial de Sudáfrica y que bien que sabía. El tiempo no avanzaba y los sentimientos variaban de forma abrupta, ¡que se acabe pronto! Pero por qué no esperar un poco más y así poder gritar una vez más ¡gooooool, goool de Ureña! Era todo, todo lo que necesitábamos para ser felices, derrotamos a una selección histórica, a la primera campeona del mundo, y no solo eso, la ¡Goleamos! Vaya día, algo que pocos esperaban, pero que muchos soñaban y ahora que se había conseguido ¿por qué no ir por más?

¿Costa Pobre? Los ticos nunca olvidaremos ese titular, ni tampoco los uruguayos que aprendieron a no volver a subestimar a la escuadra nacional y sobre todo a no tocar el orgullo del país más feliz del mundo. Y vaya que somos felices, la celebración pasó a tomar las calles, una marea de personas disfrutaba de ese triunfo histórico. Las banderas y las camisas de Costa Rica empezaron a asomarse, y no solo a eso, comenzaron a multiplicarse de manera sorprendente pues la selección no solo convenció a quienes tenían esperanzas en ellos, también puso a soñar a todos esos incrédulos que nunca pensamos celebrar como lo estamos haciendo.

Seguía Italia, Pinto estaba feliz porque había estudiado a la escuadro azzurra  desde hace muchísimos años y porque creía que podíamos ganarles, por su parte los seleccionados estaban mentalizados en una única cosa, avanzar a los octavos de final. La prensa mundial había volteado a ver a la “Cenicienta”, los elogios comenzaron a hacerse presentes y la emoción en el país aumentó, sin embargo el denominado por muchos “golpe de suerte” era algo que difícilmente se iba a repetir contra la tetra campeona mundial… Que equivocado estaba todo el mundo, literalmente todo el mundo porque Costa Rica doblegó a Italia, Ruiz apareció de cabeza y el país entero gritó como nunca ¡GOOOOL! Veinticuatro años después, bendito veinte de junio, el día del fútbol nacional, de las clasificaciones históricas a octavos de final, ¡BENDITO, BENDITO! Las lágrimas se asomaron en algunos rostros, era la victoria más importante en la historia del fútbol costarricense, derrotamos a la escuadra que ocho años atrás había levantado la copa y dejamos por fuera, decirlo suena tan sencillo, a la siempre complicada Inglaterra.

El país estaba de fiesta, el famoso asueto de dos horas se extendió y hasta el propio Presidente regresó a la fuente de la hispanidad. Regresamos a octavos de final, así que simplemente no se podía dejar de celebrar. Alegría era lo que imperaba por doquier, orgullo era el común denominador de los ticos y un marcado patriotismo empezó a relucir en cada una de las siete provincias del territorio nacional. ¡CLASIFICADOS EN EL GRUPO DE LA MUERTE! Vaya que será algo que jamás podrá olvidarse, algo que será comentado por años y que junto a aquella selección de Italia 90 se convertirá en uno de los recuerdos más importantes de la historia del fútbol nacional.

Le tocaba el turno a una ya eliminada selección británica y lo único que nos estábamos jugando era el primer lugar, ¡sí señoras y señores, el primer lugar del grupo D! Tal vez no fue un partido en el que pudimos celebrar un gol, pero volvimos a demostrarle al mundo que la tan mencionada “Cenicienta” era una candidata al título y que tenemos un porterazo al cual muchos consideran, y con toda la razón, el mejor portero del mundo en la actualidad. Los Ingleses no pudieron vulneran la portería y otra vez nos íbamos con el cero atrás y seguíamos invictos, ¡INVICTOS! ¿Quién pudo imaginar eso? ¿Quién en sus mejores sueños pudo vislumbrar que la sele iba a terminar a la cabeza cuando tenía al lado selecciones como Italia e Inglaterra a las que dejamos fuera, que iba a golear a Uruguay y que terminaría invicta en la fase de grupos? Yo me atrevo a pensar que ni siquiera el 1% de la población mundial veía eso como posibles, y tal vez eso hizo que algunas casas de apuestas quebraran y que el corazón de todos los ticos comenzara a palpitar con más fuerza.

¿Ahora que seguía? Nada más y nada menos que la selección de Grecia, ese incomodo equipo que años atrás había conseguido la Eurocopa basado en el éxito de su sistema defensivo. Se venía otro reto, teníamos que derrotarlos para alcanzar lo que sería otro histórico logro, en este caso llegar a los cuartos de final. Esta vez el pesimismo no existía, habíamos dejado atrás a otros combinados patrios de gran calidad y por eso la favorita de la serie era esa selección del pequeño país centroamericano, el que incluso muchos no conocían antes de la cita mundialista. Un encuentro cerrado, feo, complicado, táctico, donde el que cometía un error podía pagarlo caro al tener que dejar el mundial.

Los minutos pasaban y los ticos, unidos como una sola familia, estábamos sudando la gota gorda al ver que el partido estaba más difícil de lo que muchos esperaban, hasta que apareció una vez más nuestro capitán. Campbell la abrió para Bolaños, quien aprovechando sus características individuales le puso un pase a Ruiz que tocó la brazuca de tal forma que acabó en la red griega como en cámara lenta. Una vez más el grito de ¡Gooool! Se hizo presente, el sueño mundialista se estaba extendiendo, podíamos lograrlo, podíamos avanzar y seguir adelante para luchar por el título, pero apareció la ¡ROJA! Duarte se iba expulsado, nos quedábamos con diez hombres en un partido sumamente complicado y perdíamos estabilidad en la línea defensiva. El tiempo avanzaba de forma lenta, el sufrimiento se iba incrementando con el paso de los minutos y con cada llegada de los griegos que hacía aparecer a un San Keylor que se convirtió en una muralla. ¡Teníamos fe! Todo saldría bien, quedaban apenas unos cuanto minutos para acariciar la clasificación, pero llegó el gol de Grecia. Socratis Papastathopoulos –es el jugador con el apellido más largo que ha anotado en todos los mundiales que se han disputado- rompía las esperanzas ticas e hizo que el corazón de todos se hiciera un puño.

Con diez hombres y con los tiempos extra por jugarse, Costa Rica salió con una sola consigna, avanzar, dejar a la selección griega en el camino y seguir haciendo lo que más le gusta, jugar al fútbol. Minutos de mucha tensión se vivieron, algunos se quedaron sin uñas, otros no pudieron aguantar el estrés y tuvieron que dejar de ver el partidos, pero en general los cuatro millones de costarricenses estábamos esperanzados y teníamos fe en nuestro equipo. Los sustos no mermaron en la prórroga, todos los jugadores estaban agotados, las piernas de Campbell ya no tenían fuerza, pero el sueño seguía intacto.

¡Penales! Era la hora de la verdad, no había un más allá pues el partido se iba a definir por medio de los lanzamientos desde los once pasos. El corazón de todos palpitaba de manera alarmante, estábamos tan cerca y tan lejos a la vez. Le tocó lanzar a Celso de primero, la cábala estaba de nuestro lado porque quien lanza primero suele llevarse la victoria, el mundo entero estaba expectante y ¡GOOOL! Borges metió el primero y pudimos volver a respirar. Cada lanzamiento fue un martirio, ese nerviosismo que amamos aquellos que somos unos apasionados por el fútbol se multiplicó. Ruíz, Pipo y Joel habían marcado en sus respectivos cobros,  así que solo necesitábamos que nuestro arquero parara una para tener la oportunidad de avanzar, y Navas lo hizo.

¡SAN KEYLOR LA PARÓ! Todos lo gritamos, saltamos, lloramos, la había detenido y ahora teníamos el pase a los cuartos de final en nuestras manos. Se venía Umaña, el jugador tico con más minutos disputados en un mundial tenía la responsabilidad de lanzar el penal más importante de la pequeña nación costarricense. Se veía tranquilo, pero los ticos no lo estábamos, queríamos que acabara el sufrimiento y cuando vimos ese balón traspasar la línea de meta un grito de gol se hizo presente, mas fue interrumpido por las lágrimas que se apoderaron de la mayoría.

¡ESTABAMOS EN CUARTOS! Lo habíamos logrado, habíamos conseguido lo que ni nosotros mismos pensábamos que podíamos vivir. ¡GRACIAS DIOS POR HABERME HECHO NACER EN COSTA RICA, EL PAÍS MÁS FELIZ DEL MUNDO! Y si a alguien le quedaba alguna duda de lo que esos veinticinco jugadores podían lograr, ellos mismos se encargaron de eliminar cualquier rastro de ella porque sencillamente nos regalaron algo que tanto habíamos deseado, nos demostraron su amor por el país y por cada uno de sus habitantes, y con coraje y pundonor supieron enamorar a todos y cada uno de los ticos, y a muchísimos aficionados del fútbol alrededor del mundo.

La fuente de la Hispanidad nunca había estado abarrotada de tantos ticos, un mar de gente se hizo presente para celebrar en familia la histórica clasificación de la sele. La alegría se desbordaba, las cornetas no paraban de sonar y la celebración se extendió hasta altas horas de la noche. A donde quiera que se iba había una bandera con los colores patrios ondeando, una sonrisa cargada de felicidad y una ilusión que nos ponía a todos a soñar aún más en grande.

Ahora era el turno de Holanda, el subcampeón del mundo, la naranja mecánica que no se ha cansado de luchar por conseguir el preciado campeonato, esa poderosa selección que se había dado el lujo de golear a los españoles y de vapulear a los chilenos, y de lo que hizo con México mejor ni hablar. Esta vez no nos achicamos, ya habíamos enfrentado a selecciones poderosas, ya habíamos dejado atrás al pesimismo y todos juntos estábamos dispuestos a apoyar sin parar a los muchachos con tal de que lo dieran todo en la cancha, y eso fue lo que hicieron. Que orgullo ver que, a pesar del constante asecho por parte de los holandeses, nunca nos dimos por menos. Las salvadas de Navas y la intervención de los postes nos hacían sentir que de verdad había algo –quizá sobrenatural o poder divino- que nos quería adentro de las semifinales, nos lo merecíamos. No dejamos en paz a Robben, fastidiamos los intentos de Sneijder y Van Persie ni se sintió por la enorme labor realizada por nuestros once guerreros.

Los minutos pasaron de forma lenta y caprichosa, pero se llegó a los tiempos extras, eso que de alguna nos acercaba a los penales que eran una ruleta rusa. Que equipo tan grande, que clase de jugadores tenemos por Dios, aguantaron otra prórroga como lo que son, unos campeones e hicieron sudar a los holandeses. El gol no quiso hacerse presente en la Arena Fonte Nova y eso nos obligaba a volver a los lanzamientos desde el punto de penal. ¡OTRO SUFRIMIENTO MÁS! Muchos ya no sabían si eran capaces de soportar otros penales, sencillamente la presión sanguínea estaba bastante alterada y el corazón de todos palpitaba de forma irregular, pero teníamos ¡FE!

Volvíamos a lanzar de primeros, algunos recordamos la cábala y respiramos con tranquilidad, pero esta vez no se iba a cumplir, esta vez la suerte no estuvo más de nuestro lado… Desafortunadamente, a pesar de las anotaciones de Celso, Pipo y Bolaños, los cobros de nuestro capitán, de ese que nos había regalado dos goles históricos, y de Umaña, ese hombre que con una calma admirable nos había situado en los cuartos de final, fueron detenidos por el portero rival, ese que jugó menos de un minuto durante el encuentro. Navas lo intentó en los cuatro lanzamientos holandeses, mas no consiguió detener ningún balón así que ese fue el momento en el que la participación de la selección nacional culminó.

Algunos lloraron, otros estaban en estado de shock, perplejos o sencillamente no tenían palabras que pronunciar. Mientras que otros aplaudieron, se sintieron orgullosos y sobre todo agradecidos por todo lo que nos regaló la selección nacional durante este proceso mundialista, porque algunos se olvidan que antes de ganarle a Italia se empató de forma agónica contra Panamá, o que antes de vengarnos de Uruguay nos tocó perder bajo la nieve en Denver. Todo eso hizo que se forjara el carácter de los jugadores, que se construyera una base tan sólida que nadie pudo destruir porque ¡NOS FUIMOS INVICTOS! Nadie fue capaz de vencernos, lo cual constituye un logro más en la extensa lista, a la que se suma el hecho de que tan solo pudieron batir a Navas en dos ocasiones, eso a pesar de enfrentarse a jugadores de la talla de Forlan, Cavani, Rooney, Ballotelli, Salpinguidis y los siempre peligrosos holandeses, y también en el plano individual destaca el hecho de que Celso corrió poco más de sesenta kilómetros en los cinco partidos que disputó, ¡Que bárbaro!  Y también el que Joel, Ruiz y Keylor, este último por partida triple, hayan obtenido el premio al mejor jugador de partido. Ahh y por si fuera poco tenemos a la mejor defensa del mundial y a uno de los técnicos más aclamados por su excelente planteamiento táctico.

¿Cómo no estar orgullosos de la sele después de todo eso? Es que ni siquiera la persona que se considera anti-futbolera puede negar que no se le erizó la piel al escuchar nuestro hermoso himno nacional, nadie puede decir que no cantó a todo pulmón las estrofas del mismo y que con cada pitido inicial su corazón no se detuvo. No puede haber alguien en este país que no haya gritado efusivamente el gol de Campbell, el de Duarte, el de Ureña y los dos goles de Ruiz, no me pasa por mi mente que exista un ser humano que haya nacido en este maravilloso territorio que no haya tocado el cielo cuando Navas atajó el penal o que se haya sentido pésimo cuando Grecia nos empató al final. Esto es fútbol señoras y señores, y yo, al igual que millones de personas en el mundo me siento enamorada perdidamente de todas las emociones que este deporte provoca.

Cuanto daría por haber escuchado a Pilo narrar la tapada de Navas, por ver a Marshall tirar un centro para que el balón fuera desviado de cabeza y acabara en la red. Cuanto me hubiese gustado ver a Sabo meter un gol a pase de Oviedo, o ver al titi corriendo la banda derecha, pero ellos de una u otra forma fueron parte de ese equipo, de esa familia que logró representar de manera extraordinaria a cuatro millones de personas. Cada vez que los once jugadores saltaban a la cancha sabían que tenían sobre su espalda las esperanzas de un país que siempre los apoyó, aunque no se puede negar que muchas veces se les criticó, ellos tenían claro que cada pase, que cada atajada y que cada gol iba a ser agradecido por cada uno de los costarricenses y la verdad es que así será por siempre.

¡GRACIAS SELE! Gracias porque nos enseñaste a creer, gracias porque uniste aún más a este pequeño país, gracias por demostrarle al mundo entero que los ticos somos ¡PURA VIDA! Gracias por habernos dejado una gran enseñanza, porque de ahora en adelante cuando las situaciones se tornen difíciles o cuando todos a nuestro alrededor nos den los peores pronósticos vamos a luchar, a esforzarnos y a salir a darlo todo tal como esta maravillosa selección lo hizo. Tal vez eso suena muy romántico, pero es la verdad, ahora todos vamos a tener en la retina de nuestros ojos el recuerdo de la hazaña que esos campeones consiguieron y eso servirá de inspiración a muchos para alcanzar sus metas. Gracias de verdad a cada uno de las personas que formaron parte de ese proceso que concluyó con la consecución del octavo lugar en el campeonato mundial de fútbol Brasil 2014 y por la mejor ubicación en el ranking FIFA al ocupar el decimosexto lugar. Gracias por haber dejado todo en cada partido y por salir siempre con la convicción de hacer que todos los ticos nos sintiéramos orgullosos. ¡GRACIAS INFINITAS!

Los ticos no le pusimos un punto y final a la historia del mundial, al contrario, acabamos de mostrarle al mundo entero que somos capaces de grandes cosas y con un buen proceso estoy segura que en algún momento podemos llegar a tener una estrella por encima del escudo de Costa Rica. Soñar es gratis y luego de lo conseguido en Brasil ¿por qué no hacerlo?

Esta es la historia de la muerte, de la cenicienta, de esa pequeña nación que conquistó a todos en este planeta, esta es la historia de la selección de Costa Rica, nuestra campeona mundial, de los guerreros del fútbol, de los generadores del furor nacional. Gracias Pinto, gracias FEDEFUTBOL, gracias a todos los colaboradores y sobre todo gracias a esos veinticinco guerreros por haber dejado el nombre de Costa Rica muy en alto.


Joselyn Brenes Morales, 6 de julio 2014
Costa Rica, historia de la muerte.

domingo, 1 de junio de 2014

"Historia de una mujer"


Quiero confesar públicamente algo que desde hace tiempo he deseado sacar de mi interior: ¡SOY HOMOSEXUAL! Y no me avergüenzo de ello, o al menos ahora no lo hago gracias al largo proceso que he llevado a cabo para aceptarlo. 

Pues bien, después de que he dicho esta liberadora verdad espero contar con tu atención por un momento para poder expresar lo que siento al decir eso.

Primero quiero que sepas que ser homosexual es algo que desde las sociedades "primitivas" se ha castigado, aborrecido y rechazado, pero ¿por qué sucede eso? Y aún más importante, ¿cómo es que todavía, en el mundo contemporáneo, el ser homosexual es visto como una enfermedad, un pecado o incluso como una anomalía? Al parecer ni siquiera con el paso de cientos de años el ser humano ha aprendido a respetar a sus semejantes, y sigue tendiendo a crear desigualdades al considerar que no cumplen con los parámetros de "normalidad". Entonces mi pregunta ahora es, ¿qué es normalidad? Es decir, ¿en un mundo con más de siete mil millones de habitantes se puede hablar de la existencia de una "normalidad"? Pues yo personalmente no creo que exista una definición exacta para ese término, mas de haberla debería considerar a todos como normales, o ¿acaso no somos todos seres humanos?

Volviendo a mi primera frase, "soy homosexual", es increíble cuanta diferencia puede causar en la vida de una persona decir algo así; unas simples, pero delicadas palabras como esas al ser pronunciadas (o escritas como en este caso) llegan a modificar en gran medida la forma en que se desenvuelve el individuo dentro de la sociedad. ¿Por qué? Mmm tal vez porque la colectividad en la actualidad sigue teniendo un pensamiento muy "cerrado" que se opone y lucha con tenacidad por mantener a sus miembros bajo control.

Estoy segura que cuando dije esas “perturbadoras” palabras por un segundo tu mundo se detuvo, analizaste mis acciones y aptitudes de los últimos años; pensaste en mi familia, en mis amigos, en cómo mi vida será diferente… Puedo asegurar también que desde el momento en el que dije: “soy homosexual”, tú mismo cambiaste la forma en la que me considerabas. Sé que ya nada será igual, pero ¿sabes qué? No me importa, porque no pienso seguir guardando bajo llave mis sentimientos.

Al decir abiertamente que “soy homosexual” no sólo estoy diciendo que mi orientación sexual, entendida como el patrón característico de elección de compañeros sexuales, se inclina por personas de mi mismo sexo; en realidad estoy aceptando que no cumplo con el rol que la sociedad me impuso desde en que nací. Al vencer el miedo, o mejor dicho, al derrumbar esa barrera que yo misma había construido para apartar mis verdaderos sentimientos de lo que la sociedad quería que sintiera, estoy condenándome a una vida de discriminación, de rechazo y en algunos casos también de odio. Lo entiendo, soy totalmente consciente de ello y, a pesar de que me causará una enorme tristeza, lo asumo. ¿Por qué? Pues porque sencillamente pienso que lo más importante es estar bien conmigo misma, y vivir una doble vida no es exactamente lo que entiendo por “bienestar”.

Aceptar que "soy homosexual " ha sido un largo proceso, no fue algo que surgió de la noche a la mañana como algunos pueden creer. El primer paso consistió en la aceptación, en decirme a mí misma que lo que estaba sintiendo era normal y que recibía el nombre de homosexualidad. Esa primera etapa no fue tan sencilla como parece ya que la negación es un fantasma difícil de vencer, el cual encuentra sus fuerzas en el control social ejercido mediante los diversos agentes socializadores que establecen que la homosexualidad es algo que está completamente mal.

Entonces, ¿qué puede llegar a pensar alguien al percatarse que se siente atraído por personas de su mismo sexo? ¿Quién nos enseña que lo que sentimos no está mal? ¿Quién nos apoya? ¿Quién nos habla de lo que ser homosexual significa? La respuesta es sencilla: NADIE. Las herramientas que se tienen por lo general son los medios de comunicación, y tal vez, si se tiene suerte, alguna persona cercana que comparte tus preferencias; no obstante, eso no siempre es suficiente y por eso es que la aceptación dura tanto en llegar. Además, hay que tomar en cuenta que los medios de comunicación muchas veces lo que hacen es reproducir los malditos estereotipos que las personas crean sobre la homosexualidad, y esto provoca mayores inseguridades en aquellos que nos consideramos como tales.

Una vez que acepté en mi interior que era homosexual tuve que pasar a analizar qué era exactamente lo que sentía, a definirme interiormente, a determinar mis gustos y posteriormente a sentirme orgullosa. Cuando por fin llegué a esa última parte me di cuenta de que era hora de dar el siguiente paso, de que el temido y odiado “armario” tenía que ser parte del pasado, pero eso hizo surgir una serie de inseguridades realmente aterradoras. 

Sabía de antemano que confesar mi homosexualidad iba a provocar que las personas a mi alrededor me rechazaran, que me miraran de mala forma y que murmuran a mis espaldas. ¿Seré capaz de soportarlo? Esa fue la pregunta que me detuvo por mucho tiempo pues al inicio pensaba que no. No podía imaginarme viviendo una vida así. Sin embargo, con el paso del tiempo me di cuenta de que confesarlo no era un crimen, que era un paso necesario para poder avanzar en este camino llamado “vida”, y por eso me estoy dirigiendo a ustedes para decirles realmente quien soy.

Llevo bastante tiempo pensando en lo que quiero para mi vida, en lo que siento y en lo que las personas que están a mi alrededor esperan de mí. Al final de hacer ese análisis he llegado a la conclusión de que no puedo permitir que el control social me impida dejar en libertad mis emociones y que límite mi forma de vivir.

¿Por ser homosexual tengo que vivir una vida llena de represiones y miedo? ¿Estoy condenada a la falta de amor y a los constantes señalamientos? ¿Es justo que aceptar mi orientación sexual ponga en riesgo la estabilidad de mi vida? No tengo respuestas para esas preguntas, pero sí sé que salir de manera pública del terrorífico “armario” me va a llevar a tener una especie de paz personal, algo que sólo yo en mi interior voy a valorar. 

Sin embargo hay otra interrogante que ha hecho que me mortifique por un largo tiempo, y es la duda de si me quedaré sin amigos al hacer pública mi orientación sexual. Soy consciente de que existe una gran posibilidad de que muchos de ellos se aparten de mi lado al enterarse de mi verdad, pero sé que habrán otros que se quedarán junto a mí, y también estoy segura de que conoceré a nuevas personas que llenarán mi mundo de color. Y tal vez algún día aquellos que se alejaron pueden llegar a darse cuenta de que soy una persona como cualquier otra, y eso los puede conducir de vuelta a mi vida, y si no sucede, pues no me voy a morir.

¿Vale la pena sacrificar tantas cosas por decir que me atraen las personas de mi mismo sexo? Por supuesto, no tengo la menor duda de eso. Tengo claro que no soy capaz de vivir durante años en la oscuridad; no soy lo suficientemente fuerte para abstenerme de hablar con franqueza sobre mis sentimientos, ni tampoco tengo motivos para tener que hacerlo. Es decir, no puedo negar que pensar en que mi familia se sentirá decepcionada y que perderé a muchísimos amigos me desgarra por dentro, pero si llego a vivir unos setenta años espero haberlos disfrutado y haber sido yo misma durante la mayoría del tiempo. No quiero llegar a la última etapa de mi vida y darme cuenta de que callar me privó de cientos de cosas bellas, así que prefiero asumir las consecuencias que me traerá el haberle confesado a la humanidad mi homosexualidad. Además personalmente creo que mis padres no tienen motivos para sentirse desilusionados o avergonzados, pues en realidad ellos saben que me educaron muy bien, me enseñaron a luchar por lo que siento, por lo que soy y también a RESPETAR a los demás, lo cual es algo que les agradezco infinitamente.

Nadie escoge de quién se enamora, aunque está claro que existen algunos factores que pueden ayudar a que ese sentimiento aflore, nadie es capaz de decirle a su corazón “esa persona no es la correcta”. Sin embargo, para la sociedad eso tiene que suceder; si eres homosexual debes buscar la manera de encajar con las reglas que en ella se dictan, tienes que dejar de lado tus sentimientos y asumir el rol que se te proporcionó sin tener derecho a quejarte. 

Por un momento consideré hacer lo que la sociedad impone, pensé en establecer una relación con una pareja heterosexual, concebir la idea de llegar a casarme y de tener hijos, pero eso no me hacía feliz. Entonces me pregunto, ¿vale la pena sacrificar la felicidad por intentar calzar de algún modo con lo que las otras personas quieren? Eso cada uno lo evaluará, pero en mi caso creo que la balanza vuelve a inclinarse por el hecho de vivir como soy y no como los demás quieren o esperan que sea.

Mis sentimientos son igual de importantes que los de las demás personas, o ¿acaso amar a alguien que tiene el mismo sexo que yo es una abominación? Por supuesto que no, el amor es el sentimiento más hermoso que existe y la preferencia sexual no puede ser una limitación para sentirlo, ni un motivo de control social. 

Tal parece que hoy en día hay un poco más de “asimilación” de la homosexualidad, pero seguimos siendo DISCRIMINADOS, tratados como una escoria y tachados como promotores de cosas diabólicas, e incluso en algunos casos como criminales.

Yo me he enamorado de una persona por lo que me hace sentir, por las emociones que me provoca cuando comparto con ella y NO por sus órganos sexuales. ¿Qué diferencia existe entre amar a un hombre de amar a una mujer? NINGUNA, ambos son personas, ambos tienen dos ojos, una nariz, una boca, un corazón y un cerebro. ¿Qué es lo diferente? Sus órganos sexuales, eso es lo único que hace que se creen estas distinciones y que se condene a las personas que aman a alguien que posee su mismo sistema reproductor; pero hombre y mujer son iguales, son personas y eso es lo que importa.

Es increíble que se siga ejerciendo tanta presión sobre los homosexuales y que, a pesar de los arduos esfuerzos de diversas organizaciones a nivel mundial, la situación no haya mejorado mucho. No obstante, al menos hoy en día hay ciertas personas que dejaron de lado sus palabras discriminatorias y comenzaron a practicar eso que a muchos les falta llamado “tolerancia”. ¿Ha servido de algo? Pues puede que haya hecho un poco más llevadera la vida de los homosexuales, pero es muy decepcionante que estas mismas personas que nos “toleran” sean parte de quienes nos tachan de “anormales”. Si considerarse homosexual lleva a ser visto a una persona como anormal, entonces ahora puedes presumir que conoces a alguien anormal porque yo prefiero ser tachada como tal a vivir una vida de mentiras y soledad.

En algún momento leí que durante la práctica de la esclavitud a la gente de color no se les consideraba como personas, lo demás creo que ya todos lo sabemos, pero afortunadamente después de sangrientas luchas ellos lograron ser considerados como seres humanos y adquirieron por fin los derechos que les pertenecían. ¿Entonces existe la posibilidad de que los homosexuales seamos en algún momento vistos como personas poseedoras de derechos y sentimientos? Espero que sí porque la realidad es que lo SOMOS, y ciertos actos que han sucedido en los últimos años me dan esperanzas de que eso sucederá, aunque sé de antemano que no será fácil y que no ocurrirá de la noche a la mañana.

Sin embargo, hay algo que me inquieta y es el hecho de que desde que tenemos uso de la razón la sociedad nos dice que si somos mujeres debemos amar a un hombre, y viceversa. Entonces me aterroriza lo que pueden llegar a sentir los niños que experimentan atracción por personas del mismo sexo, es decir, ellos no poseen conocimientos de lo que es la homosexualidad, y los diferentes agentes socializadores le enseñan que lo que sienten está mal. Eso los lleva a una vida llena de represión y en algunos casos de depresión, lo cual me parece una completa estupidez porque lo que ellos están sintiendo es totalmente normal; se enamoraron de una persona, no de un género. Es por eso que creo que es necesario que desde pequeños se les den herramientas y apoyo a aquellos que sienten una atracción hacia las personas de su mismo sexo, de esta forma la vida podría ser más sencilla para ese grupo tan vulnerable que suele no tomarse en cuenta.

¿Cuánta diferencia puede haber al decir "estoy enamorada, quiero casarme y tener hijos" si lo dice una persona homosexual y no alguien heterosexual? Mucha, muchísima, es más, están en mundos totalmente distintos. ¿Por qué es tan difícil para la sociedad comprender que los homosexuales también podemos llevar una vida como cualquier otra persona? ¿Será que no se dan cuenta de que tenemos sentimientos y de que somos tan capaces como todos los demás de alcanzar los ideales que la misma colectividad pone en nuestras mentes desde pequeños? 

Vivimos en una sociedad panóptica donde cada una de nuestras acciones son vigiladas, evaluadas y en ciertos casos corregidas, pero eso no quiere decir que nos pueden “cambiar”; no tienen derecho ni siquiera de intentar hacerlo porque tenemos libertad de amar a quien nuestro corazón elija. No se puede legitimar que se nos trate de manera diferente; no puede ser que exista tanta desigualdad en cuanto a nuestros derechos, porque si no lo sabías te lo digo, TODOS SOMOS IGUALES y merecemos las mismas oportunidades que los demás.

Pues ahora sabes que “soy homosexual”, sabes que cuando me hablan de amor soy capaz de suspirar, que soy una persona que ama a otra por sus sentimientos y no por su físico. Yo “soy homosexual” y no tengo miedo a decirlo, no temo admitirlo ante la sociedad y dar la cara ante las personas que se opongan. Lo único que pido es respeto, sólo quiero poder tomar de la mano a mi pareja y besarla sin complejos y sin temor de ser tratada como basura. ¿Eso es mucho pedir? Yo “Soy Homosexual” y me amo lo suficiente como para admitirlo y romper con el control social, “soy homosexual” y quiero que te des cuenta de que soy una persona como cualquier otra. 

También deseo que tengas en cuenta que si mi orientación sexual te incomoda no hace falta que me digas que no compartes lo que siento porque sencillamente sé que la mayoría de personas piensa igual que tú, y estoy preparada para afrontarlo. En cambio, si me apoyas, si me aceptas como soy, entonces quiero agradecerte por considerarme como tu semejante, lo cual es exactamente lo que soy.

Quiero concluir haciendo un llamado a la igualdad, al respeto, a la tolerancia y a todo aquello que puede hacer que la vida de los homosexuales sea tan placentera como la que puede tener un heterosexual. 

“Historia de una homosexual”, Joselyn Brenes Morales.