martes, 28 de octubre de 2014

¿Blanco o negro?


-¿Blanco o negro?

-¿Blanco o negro? –Mmm… ¿Blanco o negro? ¿Blanco o negro? ¿Se supone que lo tengo que saber? ¿Se supone que debo elegir? ¿Me gusta el blanco? ¿Me gusta el negro? ¿Me gusta alguna cosa? ¿No tengo otra opción? ¿Qué pasa si no quiero ninguno? ¿Por qué no sé lo que quiero? ¿Quiero lo que la gente quiere que quiera? ¿Quiero lo que yo quiero querer? ¿Quiero lo que en realidad quiero? ¿Cómo lo sé?

¿Cómo estás? ¡Qué pregunta tan complicada! Nunca sé cómo me siento, ¿debería saberlo? ¿Por qué no lo sé? ¿Debería negarme a responder hasta encontrar una respuesta? ¿Se puede llamar sinceridad a decir estoy bien o es mentira por omisión? ¿Qué respondés vos?  Yo no sé cómo estoy, sólo sé que estoy.

Es difícil responder a una pregunta cuando no se sabe quién se es. ¿Quién soy? Cómo puedo presentarme ante el mundo sin siquiera tener idea de quién soy. ¿Vos sí sabés quién sos? Pero no me refiero a esa típica descripción en la que decís tu edad y blablablá… ¡NO! Yo quiero saber quién sos vos en realidad. Decíme ¿qué te gusta? O mejor aún, ¿sabés lo que te gusta o pensás que sabés lo que querés? ¿Te has puesto a pensar alguna vez en las respuestas que das, o sencillamente respondés mecánicamente como te lo han enseñado a lo largo de los años?

¿Has notado que la sociedad ha decidido por vos desde que estabas en el vientre de tu madre? Cuando nacés ya tenés un nombre, un apellido y una familia, y conforme pasan los meses te van sumando expectativas sin tener en cuenta siquiera que vos no podés elegir. Toda tu vida está prácticamente decidida, todo está estipulado y vos te conformás siguiendo la línea que te han trazado. ¿Por qué no hacés algo? ¿Por qué no te rebelás? No contra el mundo, o la sociedad, rebélate contra vos mismo. ¡Sé vos!

Ponete a pensar qué querés para tu vida, pero en lo que querés en realidad,  no en todas esas metas que te han metido en la cabeza. Pensá si querés vestirte antes de salir a la calle o si lo hacés porque las reglas lo mandan. Pensá si querés divertirte toda la noche con tus amigos o si preferís quedarte tendido en la cama. Hacé lo que querés, no lo que los demás quieren que hagás.

¿Sos feliz? Pensá unos minutos en esa pregunta y sé sincero con vos mismo. ¿Sos feliz? ¿Cómo lo sabes? No existe un indicador de felicidad, pero tal parece que todos somos felices pues cada vez que nos preguntan cómo estamos respondemos “bien” ¿Es verdad? ¿Siempre estás bien? ¿No tenés problemas? ¿No tenés miedos? ¿Y sueños? Si de verdad sos feliz me alegro, mas si la realidad es otra ¡hacé algo! No te quedés ahí parado esperando que las cosas sucedan. ¡Búscalas! Luchá por lo que querés, por ser vos y por ser feliz.

¿Te has preguntado por qué te gusta determinada cosa? Es decir, ¿no te ha pasado que llegás a comprar algo y maquinalmente elegís lo de siempre? ¿Por qué no te atrevés a probar algo nuevo, a descubrir que hay muchísimas opciones que podrían gustarte más? La próxima vez que vayás por un helado no escojás tu sabor favorito, escogé uno que no hayas probado jamás, o mejor aún, escogé otra cosa, dejá de lado el helado. ¡Atrévete a experimentar cosas nuevas! No elijás por costumbre, optá por lo que te hace feliz. No pensés en lo que los demás esperan que te llame la atención, eligí lo que a vos te hace sentir bien. ¡Sé vos mismo!

¿Por qué no te dedicás a conocerte mejor? ¿Por qué no invertís tu tiempo en preguntarte lo que te gusta? ¿Por qué no probás todas esas cosas a las que te has negado para descubrir si realmente no te agradan? ¿Por qué no hacés algo? Dejá de quedarte ahí sentado. ¡Avanzá!

¿Alguna vez decís NO cuando no querés algo, o sencillamente aceptás lo que se te “impone” y continúas con la línea trazada? ¿Por qué no aprendés a negarte? ¿Por qué no le gritás a la sociedad ¡NO! Cuando algo no te gusta? Defendé tus ideales, defendé tus gustos, defentéde vos. Dejá de omitir tus opiniones por miedo a lo que piense la gente. ¡Hablá, que sos libre!

Aventúrate a desafiar lo esperado, pero sobre todo a vos mismo. Salí de tu zona de confort, ¡no seás mediocre! ¿A dónde querés llegar? ¿Te lo has preguntado ya? ¿Estás ahí? ¿Por qué no avanzás? ¡Déjate de dudas y luchá! Batallá contra tus mayores enemigos, esos que llamamos miedos, y andá a cazar tus sueños. ¡No tenés nada que perder! Los mediocres no llegan a ningún lado, sólo siguen lo que se les ha planteado, dan vueltas en un círculo vicioso y no se dan cuenta de que la vida está afuera. ¡Salí de ahí! ¡Actúa!

¿Cómo esperás encontrar a esa persona con la cual querés compartir gran parte de tu vida si no te amás a vos mismo? ¡No se puede dar lo que no se tiene! Daté cuenta de que sos una persona excepcional, que tenés demasiado potencial y apréndete a valorar. Amá tus virtudes, mejóralas, cultivá otras y enfócate en ser mejor cada día. Pero también amá tus defectos, estúdialos, analízalos y cámbialos si te hacen daño. Dejá atrás los problemas que estás enfrentando y ponete a vivir la vida ¡YA!

Amá a tu mamá y a tu papá, amá a tu hermana y hermano, a tu abuelo y abuela. Amá a tu amiga y amigo, amá a esa persona que te mueve el piso, amá con locura. ¡Amá de verdad! No te preocupés por lo que dice la sociedad. Dejá de pensar que el amor tiene edad, clase social o que está determinado por la orientación sexual. ¡El amor es amor y nada más! ¡Amá sin género! ¡Simplemente AMÁ!

¿Por qué no te proponés agradecerle a la gente y hacerle saber que valorás lo que hacen por vos? ¿Por qué no decís “buenos días” al llegar a algún lugar? Aprendé a regalar sonrisas a quien se cruza en tu camino pues no sabés cuando alguien necesita de un poco de felicidad. Proponéte hacer una buena acción todos los días, no importa si es simplemente saludar al vecino o ayudar a una persona a bajar del bus, regalarle un caramelo a un niño o darle de comer a un perrito sin hogar. Convertite en una persona de bien, ejemplar, en una persona que transforme la vida de los demás.

Valorá los pequeños detalles, las risas o llantos de los niños, o el escuchar a una rana croar. Valorá el sol que sale cada mañana o las estrellas que siempre te acompañan. Valorá el sabor del café, el ruido del televisor y hasta el smog. Valorá la vida que tenés y aprovéchala. ¡No la desperdiciés! Tenés sólo una vida, así que no sigás pensando en el mañana. ¡Viví el hoy! El pasado ya ha pasado y el futuro no es seguro, mas el presente está aquí. ¡ES YA! ¿Por qué lo dejás pasar? ¿No te das cuenta que tal vez este es tu último día de vida? ¿Cómo lo querés vivir? ¿Siguiendo la monotonía, o disfrutándolo al máximo, buscando la alegría? ¡Hacé lo que te gusta!

Hacé amigos, conocé gente nueva y no llorés por quienes se van. Aprendé a vivir cada momento de tu vida, a valorar cada instante y a dar lo mejor de vos en cada acción. Dejá de lado de una vez por todas el maldito celular, entablá conversaciones en persona, no por medio de un aparato inerte. Expresá tus sentimientos, decile a la gente que la querés, valórala y hacéla sentir bien. Desconéctate del mundo tecnológico, acabá con ese patrón infernal. Invertí tu tiempo en vos y no te pasés horas en el computador viendo vivir a los demás. Ándate al parque, salí a correr, admirá la naturaleza. ¡Aprovechá lo que tenés a tu alrededor!

¡Respirá! Tómate tiempo para vos mismo. No salgás un día de fiesta con tus amigos. Apagá el televisor y aíslate del mundo por un rato. ¡Conocete mejor! Convertite en tu mejor amigo, hablá sobre tus miedos y virtudes, sobre tus metas y frustraciones. ¡Sé sincero con vos mismo! Dejá de mentirte y poner ideas en tu cabeza que no concuerdan. ¿Si no sos vos entonces quién sos?

Daté pequeños gustos que hagan que tus días sean mejores pues algo simple puede transformar tu mundo. Quédate la noche entera leyendo tu libro favorito, disfrutá de una ducha caliente, de un café, o simplemente salí a pasear. Tómate al menos cinco minutos del día para descansar, para darle un respiro a tu cuerpo y a tu mente. ¡Recargá baterías!

Dejá de seguir pensando en el pasado. Olvídate de los errores, pero no sin antes aprender de ellos. No sigás teniendo remordimiento. ¡Avanzá! ¡Llorá! Tenés que sacar todas esas cosas que te hacen infeliz. Apartá los malos sentimientos, cámbialos por otros buenos. Seguí adelante con tu vida. Hacé cosas que te gustan, aprendé a quererte y a expresar tus emociones. Dejá de reprimirte y de editarte por el temor de no gustarle a la gente. ¡Sé vos!

Cuestionate cada decisión que tomás. Analizá antes de avanzar, pero no demasiado porque el tiempo se puede agotar. Cada acción tiene una reacción y la vas a tener que afrontar, así que ¿por qué no escogés lo que te hace feliz en lugar de seguir por el camino de la comodidad? Preguntate si de verdad querés eso, si así querés actuar. No respondás así sin más, tenés que optar por lo que te gusta en realidad. ¡Escogé lo que querés! Pero afrontá las consecuencias.

Preguntate por qué actuaste de tal o cual manera. Cerciórate de que hiciste las cosas como realmente querías. Hacé un análisis al final del día para tratar de mejorar lo errado y de perfeccionar las cosas buenas. Felicítate por lo bueno que te pasa y daté ánimo cuando las situaciones son adversas. ¡Apóyate vos mismo, no esperés a que los demás lo hagan!

Dejá de lado la monotonía, rompé de una vez por todas con la rutina. No te despertés a la misma hora. ¡Hacé algo diferente! Dalé un nuevo rumbo a tu vida. Rétate a hacer cosas diferentes, a combatir contra tus demonios. Salí a la calle y mézclate entre la gente. Disfrutá cuando la lluvia te empapa o cuando el sol te quema. Sácale el jugo a todas las nuevas experiencias. ¡Aprovechá la vida!

No sigás siendo igual que todos los demás. ¡Sé diferente! No te vistás con la ropa que está de moda, no te cortés el cabello al estilo que todos usan. ¡Vos sos vos! ¿Para qué querés ser una copia barata de un determinado modelo? ¿Por qué no creás tu propio estilo? Dejá de preocuparte por el físico y lo material que eso es lo que más fácil se puede acabar. Pónele atención a los detalles importantes. ¡No te dejés corromper!

Sé sincero. ¡Aprendé a decir la verdad! Expresá tus opiniones y no te olvidés de escuchar. La retroalimentación es importante y el conocimiento nunca se acaba.  Como dice un viejo dicho: “No hagás a los demás lo que no querés que te hagan” Dejá de lado los resentimientos y dedícate a ser feliz y a perdonar. No guardés odio en tu corazón, mejor comenzá a practicar la tolerancia y el respeto, y a cultivar lo que te gustaría recibir. ¡Tratá de vivir en paz!

Luchá por lo que querés, luchá por lo que sos. ¡Sé vos mismo! No permitás que la gente elija por vos. ¡Tomá la iniciativa! Dejá de preocuparte por lo que piensan los demás, dejá de lado el maldito control social. ¡Rómpelo! ¡Acabá con él! ¡Sé vos mismo! Arriésgate por ser quien sos de verdad. Si no te gusta algo decilo, y si te gusta admitilo. No pensés más en las malditas etiquetas y estereotipos. ¡Acabá con ellos! ¡Véncelos! !Sé diferente! !Sé valiente! ¡Sé vos mismo!-

-¿Blanco o negro?

-A la mierda el blanco y el negro, yo quiero ¡GRIS!

¿Blanco o negro? 
Joselyn Brenes Morales


domingo, 19 de octubre de 2014

Amo que me ames, y amo amarte...

Llegaste a mi vida en un momento inesperado,
tus ojos me advertían que yo estaría a tu lado,
mi corazón decía que no había esperanza,
y no era previsible que te amara...

Los días se encargaron de hacerme notar
que el amor había llegado,
y que no me podía escapar...

No había forma de dejar pasar la oportunidad, 
pues contigo mi mundo se llegó a completar...

Agradezco no haberme negado a sentir tu amor.
Agradezco haber dejado a un lado la cobardía
que por mucho tiempo me acompañó…

Ahora es difícil no pensar en ti.
No es fácil, pues añoro cada cosa que me haces sentir... 

Amo la vida desde que estoy a tu lado...
Amo darme cuenta de pequeños detalles
que antes pasaban desapercibidos,
como lo mágico que resulta ver el sol cada mañana,
o el olor a tierra mojada...
Amo compartir un helado
y ver como el mundo nota que estamos enamorados...
Amo que me ames,
y amo amarte...

Amo la forma en que tu barba me pica al besarte...
Amo la manera en la que mis dedos se entrelazan con los tuyos,
encajando de forma perfecta,
cuales piezas de rompecabezas…

Amo tenerte en mis pensamientos desde el momento en el que abro mis ojos…
Amo cuando soplas mis manos congeladas con tu cálido aliento…
Amo el modo en que los recuerdos se pasean por mi mente
haciéndome sonreír sin razón aparente…
Amo que me ames,
y amo amarte…

Amo cuando tus ruidosas carcajadas acaban con la calma que nos acompaña...
Amo sentir la taquicardia que me ataca
cuando estás cerca,
cuando estás lejos,
cuando te escucho
y cuando te pienso...

Amo cuando frunces el ceño, porque te he hecho enojar...
Amo ver tu sonrisa pues me hace suspirar…
Amo que me ames,
y amo amarte…

Amo cuando estás plenamente concentrado al ver una película…
Amo escuchar una canción de amor
y pensar que no se puede comparar con lo que siento por ti...
Amo que no me alcancen las palabras
 para expresar los sentimientos que guardo en mi interior…
Amo importarte…
Amo que me ames,
y amo amarte…

Amo la manera en la que nos entendemos,
que no exista necesidad de expresar con palabras nuestros pensamientos…
Amo sentir esa conexión que nos une y que jamás podrá romperse…
Amo que comprendas que me siento triste cuando una historia se acaba…
Amo que me animes,
pero también que me dejes estar malhumorada…

Amo abrazarte con todas mis fuerzas
para mostrarte que no te quiero lejos…
Amo escuchar el palpitar de tu corazón
cuando de mi boca salen las palabras
que
te
hacen
perder
la
razón…

Amo que tus enormes brazos me cobijen por las noches
y que tu pecho me sirva de almohada…
Amo el sonido de tu grave voz al decir que también me amas...

Aunque al final, lo que más amo
es que contigo puedo ser yo misma…
Por eso amo que me ames,
y amo amarte...

Joselyn Brenes Morales 
Octubre 2014