-¿Blanco o negro?
-¿Blanco o negro? –Mmm… ¿Blanco o
negro? ¿Blanco o negro? ¿Se supone que lo tengo que saber? ¿Se supone que debo
elegir? ¿Me gusta el blanco? ¿Me gusta el negro? ¿Me gusta alguna cosa? ¿No
tengo otra opción? ¿Qué pasa si no quiero ninguno? ¿Por qué no sé lo que
quiero? ¿Quiero lo que la gente quiere que quiera? ¿Quiero lo que yo quiero
querer? ¿Quiero lo que en realidad quiero? ¿Cómo lo sé?
¿Cómo estás? ¡Qué pregunta tan complicada! Nunca sé cómo me
siento, ¿debería saberlo? ¿Por qué no lo sé? ¿Debería negarme a responder hasta
encontrar una respuesta? ¿Se puede llamar sinceridad a decir estoy bien o es
mentira por omisión? ¿Qué respondés vos? Yo no sé cómo estoy, sólo sé que estoy.
Es difícil responder a una pregunta cuando no se sabe quién
se es. ¿Quién soy? Cómo puedo presentarme ante el mundo sin siquiera tener idea
de quién soy. ¿Vos sí sabés quién sos? Pero no me refiero a esa típica
descripción en la que decís tu edad y blablablá… ¡NO! Yo quiero saber quién sos
vos en realidad. Decíme ¿qué te gusta? O mejor aún, ¿sabés lo que te gusta o
pensás que sabés lo que querés? ¿Te has puesto a pensar alguna vez en las
respuestas que das, o sencillamente respondés mecánicamente como te
lo han enseñado a lo largo de los años?
¿Has notado que la sociedad ha decidido por vos desde que
estabas en el vientre de tu madre? Cuando nacés ya tenés un nombre, un apellido
y una familia, y conforme pasan los meses te van sumando expectativas sin tener
en cuenta siquiera que vos no podés elegir. Toda tu vida está prácticamente
decidida, todo está estipulado y vos te conformás siguiendo la línea que te han
trazado. ¿Por qué no hacés algo? ¿Por qué no te rebelás? No contra el mundo, o
la sociedad, rebélate contra vos mismo. ¡Sé vos!
Ponete a pensar qué querés para tu vida, pero en lo que querés
en realidad, no en todas esas metas que
te han metido en la cabeza. Pensá si querés vestirte antes de salir a la calle
o si lo hacés porque las reglas lo mandan. Pensá si querés divertirte toda la
noche con tus amigos o si preferís quedarte tendido en la cama. Hacé lo que querés,
no lo que los demás quieren que hagás.
¿Sos feliz? Pensá unos minutos en esa pregunta y sé sincero
con vos mismo. ¿Sos feliz? ¿Cómo lo sabes? No existe un indicador de felicidad,
pero tal parece que todos somos felices pues cada vez que nos preguntan cómo
estamos respondemos “bien” ¿Es verdad? ¿Siempre estás bien? ¿No tenés
problemas? ¿No tenés miedos? ¿Y sueños? Si de verdad sos feliz me alegro, mas
si la realidad es otra ¡hacé algo! No te quedés ahí parado esperando que las
cosas sucedan. ¡Búscalas! Luchá por lo que querés, por ser vos y por ser feliz.
¿Te has preguntado por qué te gusta determinada cosa? Es
decir, ¿no te ha pasado que llegás a comprar algo y maquinalmente elegís lo de
siempre? ¿Por qué no te atrevés a probar algo nuevo, a descubrir que hay
muchísimas opciones que podrían gustarte más? La próxima vez que vayás por un
helado no escojás tu sabor favorito, escogé uno que no hayas probado jamás, o mejor
aún, escogé otra cosa, dejá de lado el helado. ¡Atrévete a experimentar cosas
nuevas! No elijás por costumbre, optá por lo que te hace feliz. No pensés en lo
que los demás esperan que te llame la atención, eligí lo que a vos te hace
sentir bien. ¡Sé vos mismo!
¿Por qué no te dedicás a conocerte mejor? ¿Por qué no
invertís tu tiempo en preguntarte lo que te gusta? ¿Por qué no probás todas
esas cosas a las que te has negado para descubrir si realmente no te agradan?
¿Por qué no hacés algo? Dejá de quedarte ahí sentado. ¡Avanzá!
¿Alguna vez decís NO cuando no querés
algo, o sencillamente aceptás lo que se te “impone” y continúas con la línea
trazada? ¿Por qué no aprendés a negarte? ¿Por qué no le gritás a la sociedad
¡NO! Cuando algo no te gusta? Defendé tus ideales, defendé tus gustos, defentéde
vos. Dejá de omitir tus opiniones por miedo a lo que piense la gente. ¡Hablá, que sos libre!
Aventúrate a desafiar lo esperado,
pero sobre todo a vos mismo. Salí de tu zona de confort, ¡no seás
mediocre! ¿A dónde querés llegar? ¿Te lo has preguntado ya? ¿Estás ahí? ¿Por
qué no avanzás? ¡Déjate de dudas y luchá! Batallá contra tus mayores enemigos,
esos que llamamos miedos, y andá a cazar tus sueños. ¡No tenés nada que perder!
Los mediocres no llegan a ningún lado, sólo siguen lo que se les ha planteado,
dan vueltas en un círculo vicioso y no se dan cuenta de que la vida está
afuera. ¡Salí de ahí! ¡Actúa!
¿Cómo esperás encontrar a esa
persona con la cual querés compartir gran parte de tu vida si no te amás a vos
mismo? ¡No se puede dar lo que no se tiene! Daté cuenta de que sos una persona
excepcional, que tenés demasiado potencial y apréndete a valorar. Amá tus
virtudes, mejóralas, cultivá otras y enfócate en ser mejor cada día. Pero
también amá tus defectos, estúdialos, analízalos y cámbialos si te hacen daño.
Dejá atrás los problemas que estás enfrentando y ponete a vivir la vida ¡YA!
Amá a tu mamá y a tu papá, amá a
tu hermana y hermano, a tu abuelo y abuela. Amá a tu amiga y amigo, amá a esa persona
que te mueve el piso, amá con locura. ¡Amá de verdad! No te preocupés por lo
que dice la sociedad. Dejá de pensar que el amor tiene edad, clase social o que está determinado por la orientación sexual. ¡El amor es amor y nada más! ¡Amá sin género! ¡Simplemente AMÁ!
¿Por qué no te proponés agradecerle
a la gente y hacerle saber que valorás lo que hacen por vos? ¿Por qué no decís “buenos
días” al llegar a algún lugar? Aprendé a regalar sonrisas a quien se cruza en
tu camino pues no sabés cuando alguien necesita de un poco de felicidad. Proponéte
hacer una buena acción todos los días, no importa si es simplemente saludar al
vecino o ayudar a una persona a bajar del bus, regalarle un caramelo a un niño
o darle de comer a un perrito sin hogar. Convertite en una persona de bien,
ejemplar, en una persona que transforme la vida de los demás.
Valorá los pequeños detalles, las
risas o llantos de los niños, o el escuchar a una rana croar. Valorá el sol que
sale cada mañana o las estrellas que siempre te acompañan. Valorá el sabor del
café, el ruido del televisor y hasta el smog. Valorá la vida que tenés y aprovéchala.
¡No la desperdiciés! Tenés sólo una vida, así que no sigás pensando en el
mañana. ¡Viví el hoy! El pasado ya ha pasado y el futuro no es seguro, mas el
presente está aquí. ¡ES YA! ¿Por qué lo dejás pasar? ¿No te das cuenta que tal
vez este es tu último día de vida? ¿Cómo lo querés vivir? ¿Siguiendo la
monotonía, o disfrutándolo al máximo, buscando la alegría? ¡Hacé lo que te
gusta!
Hacé amigos, conocé gente nueva y
no llorés por quienes se van. Aprendé a vivir cada momento de tu vida, a
valorar cada instante y a dar lo mejor de vos en cada acción. Dejá de lado de
una vez por todas el maldito celular, entablá conversaciones en persona, no por
medio de un aparato inerte. Expresá tus sentimientos, decile a la gente que la querés,
valórala y hacéla sentir bien. Desconéctate del mundo tecnológico, acabá con
ese patrón infernal. Invertí tu tiempo en vos y no te pasés horas en el
computador viendo vivir a los demás. Ándate al parque, salí a correr, admirá la
naturaleza. ¡Aprovechá lo que tenés a tu alrededor!
¡Respirá! Tómate tiempo para vos
mismo. No salgás un día de fiesta con tus amigos. Apagá el televisor y aíslate
del mundo por un rato. ¡Conocete mejor! Convertite en tu mejor amigo, hablá sobre tus miedos y virtudes, sobre tus metas y frustraciones. ¡Sé sincero con
vos mismo! Dejá de mentirte y poner ideas en tu cabeza que no concuerdan. ¿Si
no sos vos entonces quién sos?
Daté pequeños gustos que hagan que
tus días sean mejores pues algo simple puede transformar tu mundo. Quédate la
noche entera leyendo tu libro favorito, disfrutá de una ducha caliente, de un
café, o simplemente salí a pasear. Tómate al menos cinco minutos del día
para descansar, para darle un respiro a tu cuerpo y a tu mente. ¡Recargá baterías!
Dejá de seguir pensando en el
pasado. Olvídate de los errores, pero no sin antes aprender de ellos. No sigás
teniendo remordimiento. ¡Avanzá! ¡Llorá! Tenés que sacar todas esas cosas que
te hacen infeliz. Apartá los malos sentimientos, cámbialos por otros buenos.
Seguí adelante con tu vida. Hacé cosas que te gustan, aprendé a quererte y a
expresar tus emociones. Dejá de reprimirte y de editarte por el temor de no
gustarle a la gente. ¡Sé vos!
Cuestionate cada decisión que
tomás. Analizá antes de avanzar, pero no demasiado porque el tiempo se puede
agotar. Cada acción tiene una reacción y la vas a tener que afrontar, así que
¿por qué no escogés lo que te hace feliz en lugar de seguir por el camino de la
comodidad? Preguntate si de verdad querés eso, si así querés actuar. No
respondás así sin más, tenés que optar por lo que te gusta en realidad. ¡Escogé lo que querés! Pero afrontá las consecuencias.
Preguntate por qué actuaste de
tal o cual manera. Cerciórate de que hiciste las cosas como realmente querías. Hacé un análisis al final del día para tratar de mejorar lo errado y de perfeccionar
las cosas buenas. Felicítate por lo bueno que te pasa y daté ánimo cuando las
situaciones son adversas. ¡Apóyate vos mismo, no esperés a que los demás lo
hagan!
Dejá de lado la monotonía, rompé de una vez por todas con la rutina. No te despertés a la misma hora. ¡Hacé algo diferente! Dalé un nuevo rumbo a tu vida. Rétate a hacer cosas diferentes,
a combatir contra tus demonios. Salí a la calle y mézclate entre la gente.
Disfrutá cuando la lluvia te empapa o cuando el sol te quema. Sácale el jugo a
todas las nuevas experiencias. ¡Aprovechá la vida!
No sigás siendo igual que todos
los demás. ¡Sé diferente! No te vistás con la ropa que está de moda, no te
cortés el cabello al estilo que todos usan. ¡Vos sos vos! ¿Para qué querés ser
una copia barata de un determinado modelo? ¿Por qué no creás tu propio estilo?
Dejá de preocuparte por el físico y lo material que eso es lo que más fácil se
puede acabar. Pónele atención a los detalles importantes. ¡No te dejés
corromper!
Sé sincero. ¡Aprendé a decir la
verdad! Expresá tus opiniones y no te olvidés de escuchar. La retroalimentación
es importante y el conocimiento nunca se acaba.
Como dice un viejo dicho: “No hagás a los demás lo que no querés que te
hagan” Dejá de lado los resentimientos y dedícate a ser feliz y a perdonar. No
guardés odio en tu corazón, mejor comenzá a practicar la tolerancia y el
respeto, y a cultivar lo que te gustaría recibir. ¡Tratá de vivir en paz!
Luchá por lo que querés, luchá por
lo que sos. ¡Sé vos mismo! No permitás que la gente elija por vos. ¡Tomá la
iniciativa! Dejá de preocuparte por lo que piensan los demás, dejá de lado el
maldito control social. ¡Rómpelo! ¡Acabá con él! ¡Sé vos mismo! Arriésgate por
ser quien sos de verdad. Si no te gusta algo decilo, y si te gusta admitilo. No pensés
más en las malditas etiquetas y estereotipos. ¡Acabá con ellos! ¡Véncelos! !Sé
diferente! !Sé valiente! ¡Sé vos mismo!-
-¿Blanco o negro?
-A la mierda el blanco y el negro, yo quiero ¡GRIS!
¿Blanco o negro?
Joselyn Brenes Morales