Yo
no voy a prometerte bajarte la luna
y las estrellas,
mas puedo hacer que todas las
noches las veas.
Yo no puedo prometerte estar
incondicionalmente para ti,
pero puedo hacerte compañía
aún en mis ausencias…
Yo no voy a prometerte una vida
llena de alegría,
mas podría hacer del infierno el
paraíso
solo para ti.
Yo no puedo prometerte viajes
todos los fines de semana,
pero puedo hacerte conocer el
mundo
cada mañana.
En cambio,
sí puedo prometerte inmortalizarte
con cada una de mis letras;
memorizar la posición de todas
tus pecas
e impedir que alguna de ellas
caiga
en el olvido.
Yo puedo prometerte una vida
entera de emociones:
lágrimas de tristeza, de alegría,
de placer, de café;
lágrimas tuyas…
lágrimas mías…
Yo puedo prometerte madrugadas
enteras de insomnio,
pláticas inacabables,
discusiones a medio camino,
y una sonrisa al acabar.
Y te prometo
una aventura nueva a diario,
no dejarte caer en la monotonía
y romper hasta la última fibra
de la rutina.
Te prometo hacer que te estremezcas
de pies a cabeza,
sacarte las ideas más locas que
tengas
y desordenarte la vida entera.
Te prometo hacer de tu vida,
mi vida,
y que tu felicidad
sea considerada de interés
nacional.
Te prometo conocer de uno en uno
tus miedos
y hacer que al final del día
no necesites más luz
que la tuya propia.
Te prometo hacer que te enamores
de tus inseguridades
para que cuando no esté
vuelvas a salir a la calle.
La verdad es que no tengo mucho
que ofrecerte…
Por eso no te prometo amarte,
te prometo arte…”
Joss Brenes
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